jueves, 25 de junio de 2015

Introducción

Hoy el conocimiento es abundante, los plazos son breves y la Internet es omnipresente en cada aspecto de la vida cotidiana, se hace necesario una nueva forma de enfocar el proceso enseñanza-aprendizaje.
Los alumnos de estos tiempos tienen un concepto más amplio de las actividades propias del aprendizaje, por ejemplo, si se trata de leer, ellos no solo leen libros, leen imágenes, leen gestos o leen a través del audio; si se trata de estudiar lo hacen no solo en un aula sino también en el transporte, en los pasadizos, en los parques, etc. Las TIC recogen toda esa complejidad en el computador y otros dispositivos que son los soportes de estos múltiples medios que ensanchan su capacidad de lectura (Enlaces, 2011).
La educación de nuestros tiempos está centrada en el alumno y antepone el aprendizaje sobre la enseñanza, en muchos casos la velocidad y estilo de aprendizaje ya no la determina el profesor sino las necesidades de los estudiantes.
Colardyn y Bjornavold (2004) definen dos tipos de aprendizaje: el formal y el informal. El primero se caracteriza por ser un aprendizaje diseñado con objetivos determinados y es una actividad intencional, mientras que el aprendizaje informal ocurre de manera espontánea y sin criterios externos impuestos. Algunas teorías como las de Gee (2009) sostienen que las TIC influyen en el aprendizaje informal, ya que no solo se trata de usar una herramienta digital, sino suponen maneras de actuar, interactuar, valorar, creer y saber.    
En ese sentido Chacón (1994) sostiene que “la computadora cumple tres roles muy importantes en el nuevo escenario de la educación: el procesamiento de la información, la interacción y la comunicación entre docentes, estudiantes y sociedad”.